Operando

Fue ayer que me di cuenta cuanto había evolucionado el mercado de las portátiles. Ayer que fue mi lucha contra el enemigo invisible de la vida: la tecla del backspace zafada que se negaba a volver a su lugar en el teclado.

No se como pasó, pero cuando volví a tomar la lap por ahí de las 2 am ya tenía el backspace zafado, la tecla bailaba fuera de su lugar y se recostaba sobre el enter como si fuera una baja de guerra y le hubiera pasado Vietnam encima. En su lugar se veía claramente el pezoncito ese de silicona que hace toda la magia por debajo, como todo en la vida, la tecla era solo la punta del iceberg y ya imaginabas -si es que no sabías hasta hoy- que un teclado es en realidad como la ubre de una vaca mutante.

Como para todo lo que hago, seguí el método universal de "apelotona hoy, piensa mañana". Después de revolcarme en el lodo contra el pezoncito por 15 minutos, lo más estable que pude dejar la tecla era su equivalente en gelatina; si, la podía usar, pero no iba a ajustar mi tacto para poder teclear sobre un flan. La parte apelotona del método Ekkaia-Voltaire universal no pifaba.

Tocaba la parte de piensa … y la parte de piensa siempre empieza por observar todo detenidamente: ¿Cuántas ubres son? ¿La vaca es suiza o angus-beef? ¿No esa era una variedad de Arrachera? En la parte de piensa me tocó descubrir cuanto había crecido el mercado de las teclas para laptop … cuando a mi última laptop se le zafaba una tecla -que era en realidiad un gran cubo de plástico- solo la oprimías contra su lugar hasta que tronaba y presto! Pero a esta tecla? Había un sin fin de puntos donde se conectaba la tecla con el pezón y ahora hasta vienen pequeñas guías de metal para su inserción. El proceso de poner la tecla empezaba a parecer las animaciones esas donde Voltron se armaba … no el Voltron de los tigres, el Voltron de las chingaderitas: el de los 326 carros, las 43 camionetas, los 12 jets, el barco, los 157 vehículos amorfos y el carrito de helados.

Lo que siguió fue como una cirugía a corazón abierto; realizada desde luego con mi cortauñas indestructible del ejército suizo. Guiando cuidadosamente el proceso de acople, unos 15 minutos después, fue que pude hacer que el carrito de helados se uniera al barco y que voltron le ganara al malo (Voltron nunca puede formar su espada de la victoria si le falta una de sus 1200 chingaderitas que lo forman) por que ya casi se terminaba el capítulo y si él no gana, a un niño le da una crisis nerviosa.

Se despide el idiota que ha hace un post de su teclado. Au revoir. Es todo el francés que se y hasta eso por que viene en los paquetitos para comida china.